La zona radicular: porosidad del suelo

La zona radicular: porosidad del suelo

Por Raúl Bribiesca Fecha de publicación: 12/02/21

La porosidad del suelo es normalmente la determinante de fertilidad mas importante y requiere de toda la atención y acción preventiva por parte del agricultor.

La porosidad es normalmente la principal determinante de fertilidad del suelo, de ella depende el desarrollo radicular, infiltración del agua, disponibilidad de nutrientes, desplazamiento de sales, incidencia de enfermedades e incluso en buena medida, la actividad fotosintética.

Relación entre volumen de aire en suelo y la actividad estomática (Ferreyra, 2005)

Su adecuada evaluación considera por una parte la porosidad total cuyos valores deben estar entre el 30 y el 60% (según la textura del suelo). y por otra, la dimensión de sus poros.

Tipos de porosidad y humedad asociada.

Muy frecuentemente los problemas en suelos agrícolas más que estar relacionados con la pérdida de porosidad total, tienen que ver con la disminución del tamaño de sus poros, reduciendo con ello su capacidad para contener agua disponible y para drenar.

Suelos con porosidad total similar pero diferente dimensión en sus poros.

La porosidad se determina relacionando la densidad real y aparente del suelo, siendo su principal reto hacerlo en campo respetando la condición normal y no en laboratorio, sobre muestras manipuladas.

El gran beneficio de un suelo a capacidad de campo ocurre justo después de que se ha drenado el agua gravitacional y será prácticamente proporcional al volumen de aire disponible en ése momento.

Cuando ocurre, además de una hidratación óptima, habrá una respiración radicular equilibrada favoreciendo el enraizamiento, aprovechamiento de nutrientes, síntesis de hormonas, actividad microbiana, etc.

Proceso respiratorio (liberación de energía de los fotosintatos dependiente de la presencia de oxígeno).

La proporción del espacio poroso capaz de almacenar aire cuando el suelo está a capacidad de campo se conoce como la “capacidad de aireación”.

Capacidad de aireación = Porosidad (%) – capacidad de campo (%)

Densidad aparente (Da) como indicador de la estructura del suelo (INIA-CHILE, 2020)

La porosidad es el resultado del proceso de estructuración que inicia con la formación de dominios en la cual las partículas de arcilla se unen entre si.  Al unirse varios dominios se forman los flóculos, siendo en ambos casos el calcio su material “cementante”.

Los microagregados se forman cuando los flóculos se unen a partículas de arena y/o limo gracias a la acción de las sustancias húmicas y los macroagregados al unirse varios microagregados mediante los metabolitos excretados por los organismos del suelo.

La estructura del suelo (Alarcon, V.A. 2006).

Es importante resaltar el rol del calcio para promover la formación de los dominios así como del sodio para el efecto contrario (defloculante).

Para ello sugerimos evaluar la situación actual mediante el análisis del suelo y el efecto futuro mediante el análisis del agua de riego.

Principales indicadores del efecto del agua de riego sobre la estructura del suelo (Aceves, N.L. 2005).

Sugerencias para mejorar la porosidad del suelo:

-Evaluar periódicamente la porosidad y capacidad de aireación del suelo.

-Utilizar el método del cilindro para calcular la densidad aparente del suelo.

-Evaluar el efecto del agua de riego sobre la estructura del suelo, atendiendo a su relación de absorción de sodio (RAS), carbonato de sodio residual (CSR) y el porcentaje de sodio posible (PSP).

-Buscar saturaciones de calcio en el complejo de cambio entre el 70 y el 80%.

-Así como niveles de sodio y magnesio por debajo del 5% y el 20% de la CIC respectivamente.

-A la par del contenido de materia orgánica en el suelo, sugerimos evaluar la actividad microbiana benéfica.

-Ante problemas de estructura relacionados con falta de materia orgánica, considerar además de compostas de origen animal su complementación con abonos verdes particularmente paja de cereales, y mejor aún cuando van acompañados con la inoculación de microbios formadores de macroagregados.